domingo, 29 de enero de 2017

Leyuad, una película para vivirla, por y para el Sáhara.

"No esperéis gran cosa", así nos introdujo Gonzalo Moure, con su particular modestia, antes de proyectarse Leyuad, en su estreno ayer en A Coruña en el Centro Galego de Artes Da Imaxe, Filmoteca de Galicia. Le entiendo, siempre me gusta ir a ver películas, escuchar conciertos, leer libros,... sin expectativas, me gusta descubrirlos por mí misma, sin leer críticas previas, sí, me gusta que me sorprendan... y sí, Leyuad lo ha conseguido. 

Es una película-no película, porque crees estar dentro, es difícil de explicar, pero es como estar viviendo esa experiencia, acompañando en la sombra al coprotagonista que regresa al Sahara en búsqueda de sus orígenes y que, a su vez, vive en paralelo la historia de los otros protagonistas que viajan a Leyuad. Ambas historias se encuentran, al final, en el pozo de los versos. Y tú, tienes la sensación de beber de esa agua, de ese pozo, del propio desierto. 

No vayas a ver Leyuad si esperas una película al uso, ni un documental, ni siquiera una road movie. Gonzalo Moure, creador, director y guionista (del no guión) de Leyouad, parece haber creado un nuevo género: "filmivivir", una vez creado ya: "escrivivir". Hay que verla para entender que es una película diferente, sus protagonistas no son actores, ni van maquillados, ni vestidos de una forma distinta a como lo hacen en su día a día. Nada es fingido, lo que en ella ves es lo que hay, desde los impresionantes paisajes del desierto y de Leyuad, hasta el reloj Casio o la botella de plástico que usan sus protagonistas. No hay mentiras en Leyuad, es más, hay verdades. Verdades tan sencillas como lógicas. La verdad de un pueblo que es nación, la verdad de las cosas importantes de un país: su cultura, sus orígenes, su tradición, su poesía,... ¿En qué momento hemos perdido esas referencias en nuestra sociedad? En cierta medida, salí de la película y del posterior coloquio con una especie de zozobra, de envidia, por la lucha pacífica con la que los saharauis defienden su cultura y sus tradiciones.


Una vez proyectada, Gonzalo Moure, aclaró que la película es bastante masculina, pero que el papel de la mujer en el Sáhara es muy importante, es crucial. Y comentó que no hay mujeres como protagonistas porque el día que partían de viaje la poeta saharaui Ljadra Mint Mabruk no apareció y no podían esperar (grandes dificultades para programar la proyección, medidas de seguridad, permisos,...). 

MANUEL RIVAS. (Invitado de honor para presentar Leyuad en A Coruña). Habló del exilio, de su significado, tanto léxico, como histórico, también del momento actual, del silencio, de la suspensión de las conciencias. Y de su vivencia en el Sáhara, de las tablas de madera que usan los poetas saharauis para escribir los versos, llamadas luah. Tablas que vienen del mar y que llenan de poesía con tinta, y que cuando ya no hay más tablas, borran con agua y la poesía se va en ella, para dejar sitio a nuevas poesías. Gracias a esas tablas, a ese viaje y al retrato que un día hizo el escritor gallego Manuel Rivas del poeta saharaui Badi Mohamed, surgió el libro que inspiró a Gonzalo Moure a escribir "La Zancada del Deyar", que a su vez sirvió de inspiración para Leyuad.

BRAHIM CHAGAF. Nos explica que la escuela de cine saharaui surgió de unos talleres y que en el Sáhara la poesía es una herramienta para contar historias, para aprender.

Una de las afirmaciones que me encantaron de Brahim Chagaf, es que nos contó que los saharauis acuden a los abuelos para obtener conocimiento, ellos son bibliotecas, ellos guardan la tradición oral. 

Al hilo de esto y ya cuando el coloquio está a punto de terminar, la ministra de Cultura de la República Árabe Saharaui Democrática, Khadija Hamdi, nos habló de la iniciativa "Cuenta mi abuelo", que necesita más apoyo financiero, ya que las subvenciones que obtenían de ACNUR han caído. Como cuando escribo este post no encuentro nada en la web, le pregunto a Gonzalo (siempre accesible) y me responde más o menos: "Cuenta mi abuelo". Es para recoger historias de los mayores. Es muy importante, porque es una tradición oral, y con la llegada de la televisión y los móviles los niños habían perdido interés y se estaba desvaneciendo ese hilo conductor de la cultura saharaui.

Tengo que decir que todo esto me toca muy dentro, una de las personas más importantes de mi vida fue mi abuelo Antonio (todo un modelo de cultura para mí, nos escribíamos largas cartas, con él escribí por primera vez en una máquina de escribir y con él descubrí lo duro de perder a los seres queridos cuando eres tan solo una niña). Además, mis maestros de la vida, siempre han sido personas mayores, como el propio Gonzalo Moure, como mi profesor de yoga Antonio Riego, como el que fue mi maestro de Taichi, Michio Kodama o Nancy Pita, guía de la vida. 

Mi pregunta al final del coloquio y, en definitiva, deseo expresado en voz alta, en forma de pregunta, fue: Que a mí también me había llegado esa energía de Leyuad y creado la inquietud de saber más, que tenía la sensación de estar presenciando un momento importante, en la historia del Sáhara, en el futuro del RASD. Que si no creían que de alguna manera y gracias a que es una película que está viajando por todo el mundo (y ganando premios internacionales de cine), Leyuad podría ser la chispa necesaria para remover conciencias y podría darle la visibilidad necesaria al Sáhara para que hubiera un antes y un después de la película. Que me gustaría conocer sus "sensaciones" al respecto.

A grandes rasgos, Gonzalo, me respondió que él no era tan optimista como yo. La ministra de cultura hizo hincapié en la defensa de su cultura, de su historia. Del necesario apoyo de España en la solución pacífica de ese conflicto, que dura ya 40 años, para conseguir el referéndum.
Manuel Rivas, con posterioridad, comentó que él no era tan pesimista en este aspecto como Gonzalo. 

La ministra de cultura también agradeció a las familias de acogida allí presentes por darles la oportunidad a los niños y niñas saharauis de salir del calor del desierto en verano y la oportunidad de transmitir su cultura. Ya que como dijo la ministra, "es lo único que nos queda y aunque Marruecos se la quiera apropiar, es nuestra".


Y como yo también he ido sin guión, creo que, una vez empezado por el final, voy a hablar de algunos aspectos de la película en sí, teniendo en cuenta que no soy ninguna experta en cine y que no quiero desgranar Leyuad sino solo ofrecer algunas de mis percepciones:

ESPERANZA. Es la primera película saharaui, y no trata sobre el conflicto, sino que en ella se habla de la esperanza, de su cultura, de su pasado, es un semilla en el desierto para el futuro del Sáhara (metáfora que aparecerá en la película).

BUBISHER. Aparece en la película el “bubisher”, un pequeño pájaro del desierto, cuya llegada anuncia las buenas noticias, de hecho en el Sáhara se le conoce como el pájaro de la alegría. Como anécdota nos contaron que las mujeres cuando se casan van vestidas de bubisher. ¡Qué curioso! Bubisher, además, es el nombre del proyecto de bibliotecas y bibliobuses nacidos con el objetivo de llevar libros a los niños y a los adultos de los campamentos de refugiados saharauis situados en la parte más inhóspita del desierto del Sáhara. Es muy fácil y enriquecedor colaborar: www.bubisher.org

FOTOGRAFÍA. Maravillosa. Un 10 a INÉS G. APARICIO, directora de fotografía. Gran naturalidad y planos impresionantes, sobre todo en Leyuad, te llega la magia y la energía de ese lugar, diría que hasta sientes a los genios del desierto. Impresionante el plano de la montaña, separada (o unida) por esa cadena de piedras que parece una escalera, que une lo visible y lo invisible.

MÚSICA. Deliciosa. Otro 10 para GABO FLORES, su música y sus instrumentos (creados para la película) te sumergen en la historia y te balancean con ella.

SABIDURIA. Uno de los momentos más emotivos y más alegres de la película es la escena del abuelo con su nieto, donde se ve de una forma muy alegre y nada forzada ese vínculo intergeneracional de traspaso de conocimiento no solo por las palabras sino por el afecto y contacto.

POESÍA. Presente en toda la película, de una forma sutil, muy sutil... Poeta, guardián vivo del lenguaje de desierto. "Somos hijos de la tierra que nos ha visto crecer." 

En definitiva, he viajado al pozo de los versos, y deseo algún día poder nutrirme de su agua y escribir poesía a la sombra de Leyuad.



Gracias Gonzalo por Moure crear LEYUAD. 

Gracias Manuel Rivas por ser la semilla de esta bella película.

Gracias a todo el EQUIPO: Brahim Chagaf, Inés G.Aparicio, Limam Boisha, Gabo Flores y Nicolás F. Calvo.

Gracias Khadija Hamdi, ministra de cultura de RASD.

Pero sobre todo, gracias Gonzalo por el "tú puedes" y por el beso de la vida...

Virginia Romera Calleja



Datos a tener en cuenta:

República Árabe Saharaui Democrática (RASD; en árabe: الجمهورية العربية الصحراوية الديمقراطية, Al-Ŷumhūrīyyah Al-`Arabīyyah Aṣ-Ṣaḥrāwīyyah Ad-Dīmuqrāṭīyyah), es un Estado con reconocimiento limitado formado por la antigua provincia española del Sahara español que fue ocupada ilegalmente en 1976 por Marruecos y Mauritania y luego completamente anexada por Marruecos en agosto de 1979, al retirarse Mauritania de la zona que ocupaba.

La RASD ha sido reconocida por 84 Estados, si bien este número varía dependiendo de la fuente.

POETAS SAHARAUIS: Ljadra Mint Mabruk, Fatma Galia, Zahra Hasnaui,...

MANUEL RIVAS. Escritor y periodista gallego. Su lema es “Contra a indiferenza, sempre!”. Autor, por ejemplo, de "O lapis do carpinteiro" (El lápiz del carpintero) y el bello relato "La lengua de las mariposas", ambas historias llevadas al cine con gran éxito.


Quién es quién en LEYUAD:

Director, GONZALO MOURE:

Escritor español, principalmente de literatura infantil y juvenil, y autor de “La Zancada del Deyar”, libro que sirvió de inspiración para esta película, y en el que ya se hablaba de la necesidad de que los saharauis escribieran sus propios libros, dispararan sus propias fotografías y rodaran sus propias películas. Periodista, y apasionado por el cine.

Director, BRAHIM CHAGAF:

Director de cine saharaui (actualmente sigue los cursos para ser titulado en España). Alumno aventajado (y ya profesor) en la Escuela de Cine Abidin Khaid Saleh de los campamentos de refugiados del Sáhara.

Dirigió Patria dividida, el primer largometraje dramático del Sáhara, con el asombroso presupuesto de 100 euros.

Director: INÉS G. APARICIO:

Licenciada en Bellas Artes, fotógrafa, “casi” saharaui. Acudió al rodaje como directora de fotografía, pero poco a poco fue imprimiendo su huella. Y mucho más en la edición y montaje, en los que poco a poco fue “interviniendo” sobre el rumbo de la narración, mano a mano (cuatro manos) con Brahim Chagaf, hasta ganarse el sitio como coautora del film.

Guionista, LIMAM BOISHA:

Periodista saharaui, licenciado en Cuba, pero sobre todo poeta. Parte fundamental y fundacional de la Generación de la Amistad, y autor de “Los versos de la madera” y “Ritos de Jaima”.

Actualmente preside la Asociación Escritores por el Sáhara Bubisher.

Música, GABO FLORES:

Músico y artesano mexicano, de espíritu saharaui, radica en España. Director académico y uno de los fundadores de la Escuela Nacional de Música Saharaui. Acompaño un tiempo a Marian Hassan en sus conciertos y colabora con el rescate y fabricación de instrumentos tradicionales de la música saharaui. Compuso la música y como “luthier” elaboro instrumentos para la película, interpretándo los de viento, cuerda y percusión.

Productor, NICOLÁS F. CALVO:

Empresario que desde www.Dajla.Org aborda proyectos de cooperación; ha producido cortos sobre el Sáhara, su cultura y el futuro de sus jóvenes. Conoció al pueblo saharaui viajando al desierto que inspiro a escritores que admira, Sant Exupery y su “El Principito”, a Gonzalo Moure y su “Zancada del Deyar” o a Ricardo Gómez y su “Cazador de Estrellas”, historias que nacen en el desierto del Sáhara.

2 comentarios:

  1. Gracias Virginia por tu excelente comentario sobre esta película, y sobre el acto de su proyección en A Coruña. Nosotros la tuvimos en noviembre en nuestro Certamen de Cine de Viajes del Ocejón, y te aseguro que provoco numerosos comentarios entre los espectadores, y un animado debate con Gonzalo, Brahim, Inés, Gabo y Nico (la ministra de cultura no vino, pero nos hizo llegar unos deliciosos dátiles como obsequio a los organizadores. Para mi Leyuad encierra una reivindicación cultural imprescindible, que es la mejor reivindicación política que puede hacerse, y es que a los saharauis no es que les hayan quitado su tierra, es que le quieren quitar su cultura; creo que deberíamos reflexionar sobre este hecho, porque aunque a 'nosotros' no nos esten quitando 'nuestra tierra' si nos estan quitando poquito a poco nuestra cultura, y si no lo crees ve a las carteleras de los cines, por ejemplo, a ver cuantas películas españolas encuentras, y no digamos a la frutería, a la pescadería, a la tienda de ropa.. la globalización nos impone otro modelo, y lo va consiguiendo.

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    1. Gracias a ti Álvaro por tu comentario. Y estoy completamente de acuerdo contigo, por eso comentaba en el post que, en cierta medida, me dan envidia los saharauis, porque son conscientes de la importancia que tiene su cultura y la defienden. Y, como bien dices, en España nos la dejamos quitar y tan contentos (bueno, algunos,...). Antes efectivamente íbamos al cine, al de verdad, no a esas multisalas de ahora, esperábamos la cola (incluso socializabas en ella), pagabas el precio justo de la entrada (sin necesidad de tarjetas, ni cupones, ni internet, ni reserva,...) y disfrutabas de la película de principio a fin (sí, la gente esperaba a los créditos antes de levantarse y molestar al resto). Y las grandes superficies, cada vez más grandes, comiéndose al pequeño comercio, la vida en las calles, sí, la globalización nos matará, lentamente, con su consumismo, sus hábitos alimenticios, su dependencia,... Así que sí, trataremos de frenar, en la medida de lo posible, su intrusismo en nuestra vida.

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